Esa fotografía que muestra a un “burro”, entre comillas, en medio de una majada de ovejas fue compartida hace un tiempo por el ingeniero agrónomo uruguayo Javier Frade, quien trabajaba para el Secretariado Uruguayo de la Lana.
El vecino país, como se sabe, tiene una larga tradición como exportador de lanas al mundo. Pero eso no explica la presencia de un intruso en medio de los ovinos.
Frade, en 2019, estaba concluyendo una larga investigación motivada por el aumento de los ataques contra los ovinos de parte de diferentes predadores presentes en Uruguay, como el jabalí, zorro, carancho y perros salvajes. En la Argentina esta también es una realidad cotidiana y se puede sumar a la lista a otra especie silvestre, los pumas.
Preocupado por las denuncias de los productores, el agrónomo uruguayo se puso a buscar diferentes especies protectoras para el ganado ovino. Realizó experiencia con llamas y luego introdujo perros de la raza Maremma. Pero a partir de 2016 también inició una evaluación específica para la utilización de burras como animal de protección del rebaño. De allí las comillas del principio: son burras y no burros.
Hasta ese momento estaba bastante difundida la utilización de diferentes razas de perros como custodios de las ovejas. Pero uno de los contratiempos era que esos animales requerían de un cuidado dedicado, sobre todo en las primeras etapas de crianza desde cachorro. Además los productores que los incorporaban tenían la dificultad de tener que acercarle alimento especial en todo momento, pues los perros no comen lo mismo que las ovejas.
La llama o burra no necesitaban periodos de entrenamiento tan largos y además comen la misma pastura que los ovinos o los vacunos.