Vemos en la ciudad a nuevos cirujas que realizan la recolección de materiales de la basura que pueden ser reciclados, ya sea a nivel industrial o doméstico, en estos casos no son los clásicos cartoneros, que ya tienen un negocio armado.
Antes teníamos 3 o 4 personas que en la madrugada y en los horarios de cierre de los comercios aparecían con sus carros, cada uno tiene su sector y comercios que le guardan los cartones, verdulerías y negocios que le entregan mercadería que no se pone a la venta pero que esta comestible. Ellos ya tienen el lugar donde les compran esos materiales todo esta aceitado para que la cadena no se corte.
Pero desde hace un tiempo que vemos que varios cirujas entre 8 y 15 salen con carritos de supermercado y revisan las bolsas de residuos rompiéndolas y dejando todo tirado, lo cual trae inconvenientes a los vecinos. Ellos se quejan en la municipalidad y en las vecinales, donde no le encuentran solución al problema, mas que decirles que hablen con ellos. Nosotros fuimos a buscarlos y pudimos preguntarle que buscan y porque rompen y dejan todo tirado.
Nos encontramos con Walter quien solo nos pidió que no lo fotografiáramos y no lo grabáramos, es de La Plata y se jacta de traer la moda de recolectar latitas de aluminio, “acá no le dan valor a lo que tiran” llego a Villa Mercedes con la intención de ver a la Renga, “Me quede porque hay mucho futuro acá” sale a la madrugada a revolver las bolsas de residuos para buscar la preciada latita de aluminio.
Un kilo de aluminio en latas equivale a 65 unidades, lo bueno es que a medida que crece el volumen este producto se puede apretar y se reduce el volumen. En promedio, se estima que se paga entre $40 y $60 por cada kilogramo de latas de aluminio en la mayoría de las chatarrerías, hay tres en la ciudad.
Viendo esta situación se podría realizar una ordenanza solicitando que en la entrada de cada supermercado se encuentren maquinas receptoras de latas, envases de vidrio y de plástico. A cambio se le devuelve al cliente un ticket, con el cual participe de sorteos. Evitamos que se rompan las bolsas y a estas personas le damos la posibilidad que lo busquen y lo vendan.
Walter nos cuenta que en el día, junto a otros realizan el trabajo de trapito, en distintos semáforos que se van rotando y casi todos los días almuerzan en el lago, son varios, “Hacemos una baquita y hay dos que tienen ollas y tarros y se dedican a cocinar, y no ponen plata”. Como comenzaron en la ciudad “la mayoría se apropiado de un carrito de supermercado y empezamos a juntar porquerías, nos ven como una comunidad rara, pero te aseguro que somos libres y vivimos así por elección”.
¿Dónde duermen? “Algunos tienen una carpa otros tenemos nailon y soportes que sacamos de los conteiner, hay una pareja que esta en el edificio grande ( Edificio de telefónica) que esta al frente de la Policía Federal, los Santiagueños van a la terminal y otros en el policlínico, y cuando te corren, siempre encontras un lugar”.
La imagen de la ciudad de Villa Mercedes tiene cirujas, trapitos, gitanos y muchas personas pidiendo en la peatonal, donde también hay artistas desplegando desde su musica hasta las muestras circenses.