El martes, en el juicio por el homicidio de Mafalda Sánchez, Guillermo Páez, el único imputado, decidió declarar ante el Tribunal.
Durante su testimonio, relató diversas experiencias vividas mientras estuvo detenido en las dependencias de Villa Mercedes, así como una situación particular en el pabellón de procesados mayores del Servicio Penitenciario Provincial el año pasado.
Sus defensores solicitaron el permiso para su declaración cuando estaba presente un oficial de la División Homicidios, de apellido Ortiz, a quien Páez había acusado en una denuncia previa.
Páez comenzó describiendo su detención y el trato recibido en las comisarías de Villa Mercedes donde permaneció hasta que se le dictó prisión preventiva. Según su relato, fue amenazado tanto por el oficial Ortiz como por la fiscal Torres, a quienes previamente había denunciado. Mencionó que el oficial lo amenazó y le pidió que “colaborara”, a pesar de que él ya había proporcionado toda la información sobre su actividad el día del homicidio.
Páez también detalló que, en la comisaría Eva Perón, el mismo oficial continuó acosándolo, mostrándole un video en el que aparecía comprando bizcochitos en una panadería.
Además, narró un incidente ocurrido el 30 de octubre en la Penitenciaría. En esa fecha, se encontraba en el pabellón de procesados mayores con un compañero y había pocas personas presentes. Durante una requisa, según su testimonio, el oficial y la fiscal Torres, que estaba escondida cerca de una heladera, entraron con impunidad. Páez afirmó que la fiscal nunca se dirigió a él.
Dijo que se realizó una requisa en su celda, aunque no se le permitió estar presente durante el proceso, algo que consideró injusto, ya que en la Penitenciaría es necesario estar presente durante las búsquedas. Finalmente, explicó que, tras no encontrar nada, el director de la Unidad lo interrogó y le dijo que era su última oportunidad. El oficial intentó obtener nombres de personas vinculadas al caso, y Páez se negó, lo que llevó a una acalorada discusión. Páez expresó su deseo de abandonar el lugar y mencionó al director Segundo Jiménez como testigo.
Páez concluyó su declaración manifestando su impotencia por el trato recibido durante su detención y la falta de oportunidad para defenderse en las audiencias. A pesar de que esta cuestión no corresponde resolver al Tribunal, Páez pudo ser escuchado.