Una joven de 15 años se animó a contar en la escuela que había sido víctima de abuso sexual por parte de su tío. La revelación ocurrió durante una clase de Educación Sexual Integral (ESI), donde la adolescente confió en su docente y relató lo sucedido. A partir de su testimonio, el hombre quedó imputado por “abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por el encargado de la guarda”.
La fiscal adjunta Marisol Boschi, de la Fiscalía especializada en género, diversidad sexual, infancias y adultos mayores, indicó que los hechos denunciados habrían ocurrido cuando la víctima tenía entre 7 y 8 años. Tras conocerse la situación, la institución educativa convocó a la madre y acompañó a la estudiante para activar las medidas de protección correspondientes y la intervención judicial.
En el marco de la investigación, la Cámara Gesell fue una instancia fundamental: el testimonio de la adolescente resultó consistente y presentó indicadores compatibles con una situación de abuso.
El juez de Garantía N° 1, Juan Manuel Montivero Chada, dio por formulados los cargos contra el imputado. Como medidas de coerción, se dispuso que firme el libro de procesados en la comisaría de su localidad y se le prohibió salir de la provincia durante 60 días.
En los delitos contra la integridad sexual, la Justicia resguarda la identidad tanto de la víctima como del acusado con el fin de proteger la intimidad y evitar la revictimización. En este caso, además, se decidió omitir la localidad para no exponer a la familia en una comunidad pequeña.
