El hallazgo de Joaquinraptor casali, un megarraptórido carnívoro, incluye un húmero de crocodiliforme atrapado entre sus mandíbulas, ofreciendo un vistazo excepcional a la dieta de estos depredadores del Cretácico Superior.
Un equipo de investigadores del Conicet anunció el descubrimiento de una nueva especie de dinosaurio carnívoro, bautizada como Joaquinraptor casali, en el centro sur de la provincia de Chubut, en el Área del hallazgo conocida como “Valle Joaquín”. El ejemplar pertenece al grupo de los megarraptóridos, terópodos reconocidos por sus brazos robustos y grandes garras curvas, y data del Cretácico Superior, cerca del final de la Era Mesozoica.
Lo que hace único a este hallazgo es la presencia de un húmero de crocodiliforme atrapado entre las mandíbulas del dinosaurio, un registro raro que aporta información directa sobre su alimentación. Los restos sugieren que los megarraptóridos incluían a estos reptiles entre sus presas, y la posición articulada de los huesos indica que no se trató de un hallazgo fortuito, sino de un comportamiento fosilizado que ofrece una ventana al ecosistema de hace unos 70 millones de años.
El esqueleto parcial de Joaquinraptor incluye dentario derecho, partes del cráneo, brazos, piernas, costillas y vértebras, y se considera uno de los megarraptóridos más completos encontrados hasta la fecha. Los científicos estiman que medía poco más de siete metros y pesaba alrededor de una tonelada, convirtiéndolo en uno de los principales depredadores de su entorno.
Según los expertos, este hallazgo proporciona información clave sobre la osteología y evolución de los megarraptóridos, además de ser un ejemplo extraordinario de interacción ecológica preservada en el registro fósil. El descubrimiento fue publicado en la revista internacional Nature Communications y representa un avance significativo en el conocimiento de los últimos depredadores que habitaron Sudamérica antes de la extinción masiva que marcó el fin del Cretácico.