El Gobierno nacional estableció el marco regulatorio para la implementación del Sistema Nacional de Identificación Electrónica de Animales, que será obligatorio desde enero de 2026 para todo el rodeo bovino, bubalino y cérvido del país. La medida fue formalizada a través de la resolución 841/2025 del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), publicada en el Boletín Oficial.
La normativa dispone que, a partir del 1° de enero de 2026, ningún ternero, ternera ni animal cérvido de cría comercial podrá permanecer en su establecimiento ni ser trasladado sin contar con la identificación individual electrónica. Cada ejemplar deberá portar un dispositivo electrónico y una caravana visual, conformando un sistema de doble identificación.
Durante el período de transición, que se extenderá hasta el 1° de diciembre de 2025, los productores podrán adquirir los dispositivos de identificación visual mediante la Clave Única de Identificación Ganadera (CUIG). Finalizado ese plazo, deberán adecuarse plenamente a las nuevas disposiciones.
El Senasa destacó que la medida se enmarca en las recomendaciones de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), que promueve la trazabilidad como herramienta clave para el desarrollo rural, la apertura de mercados y la competitividad del sector. El sistema permitirá identificar individualmente cada animal, garantizando un seguimiento sanitario continuo y una gestión más eficiente de los datos.
El esquema se basará en un binomio compuesto por una tarjeta visual y un dispositivo electrónico (botón RFID, bolo ruminal o microchip inyectable). Estos dispositivos posibilitan una lectura rápida y precisa, reduciendo errores y mejorando la trazabilidad.
La identificación deberá realizarse al destete o antes del primer movimiento del animal, y los dispositivos deberán permanecer colocados durante toda su vida, independientemente de su destino productivo. Cada identificación se registrará en el Sistema Integrado de Gestión de Sanidad Animal (SIGSA), donde se consignará la información básica: número, sexo, raza y fecha de nacimiento.
Los productores contarán con tres vías para declarar la aplicación de los dispositivos: en oficinas locales de Senasa, mediante autogestión en el SIGSA, o a través de la aplicación móvil SIGBIOTRAZA. En caso de muerte del animal, deberá notificarse la baja dentro de los diez días hábiles siguientes.
El sistema también contempla procedimientos de reidentificación ante pérdida o deterioro de los dispositivos. Si se extravía solo la tarjeta visual, el productor podrá mantener el registro original; en cambio, la pérdida del chip electrónico obligará a reemplazar todo el conjunto y actualizar la información en el sistema.
Para los animales de pedigree, la identificación seguirá a cargo de la Sociedad Rural Argentina (SRA) y las asociaciones de criadores, utilizando una tarjeta visual en la oreja izquierda y el dispositivo electrónico en la derecha. Los animales importados, por su parte, deberán ser identificados bajo el sistema nacional antes de su liberación en el territorio argentino.
El movimiento de animales continuará amparado por el Documento de Tránsito Electrónico (DT-e), incorporando la lectura de los nuevos dispositivos para garantizar la trazabilidad.
La resolución también impone obligaciones para consignatarios, predios feriales y frigoríficos, que deberán registrar todos los dispositivos aplicados y asegurar la extracción y destrucción de los chips o bolos tras la faena, evitando su reutilización o ingreso a la cadena alimentaria.
El Senasa destacó que esta modernización constituye una inversión a largo plazo para el sector ganadero, ya que optimiza la gestión, reduce costos operativos y refuerza la transparencia sanitaria. La trazabilidad electrónica marca así un paso decisivo hacia una ganadería más competitiva, sustentable y alineada con los estándares internacionales.
