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miércoles, diciembre 3, 2025

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San Luis revaloriza los arropes nativos por su riqueza nutricional y bioactiva

Técnicos del INTA Concarán y de la Facultad de Turismo y Urbanismo de la UNSL presentaron un estudio sobre la calidad nutricional y antioxidante de los arropes elaborados con chañar, algarroba y piquillín, tres frutos tradicionales del monte puntano. La investigación, expuesta en las XL Jornadas Argentinas de Botánica, propone rescatar un producto ancestral, destacar su potencial como alimento natural y promover su producción local frente al avance de los sustitutos industriales.

El trabajo, liderado por Carolina Galli (INTA Concarán) junto a Flavia Quevedo (ex INTA) y Ariana Posadaz (FTU–UNSL, Villa de Merlo), analizó las propiedades nutricionales y bioactivas de los arropes elaborados artesanalmente por familias rurales de San Luis. “El arrope constituye un patrimonio ancestral y cultural de varias regiones del país. En San Luis se elabora con frutos del monte, a través de un largo proceso de cocción que concentra los jugos naturales hasta obtener un líquido espeso, oscuro y dulce”, explicó Galli.

El estudio advierte que el consumo de arrope ha disminuido con el tiempo, reemplazado por productos industrializados. “Hoy es más conocido entre adultos mayores, que lo valoran por sus propiedades curativas. En cambio, los jóvenes lo desconocen o lo sustituyen por alternativas comerciales”, señaló la investigadora.

En los análisis realizados en la Universidad Nacional de San Luis, los resultados fueron reveladores. El arrope de piquillín mostró el mayor contenido de azúcares y la más alta capacidad antioxidante, con un 90,6 % de inhibición y 148,94 mg GAE/g de fenoles totales. El arrope de algarroba destacó por su aporte de proteínas, grasas saludables y fibra, mientras que el de chañar presentó un perfil equilibrado y bajo contenido de sodio.

“El arrope de piquillín, con la mayor cantidad de fenoles, demostró también la más alta actividad antioxidante. Esto confirma la relación entre el contenido fenólico y la capacidad bioactiva del producto”, detalló Galli.

Además de su valor cultural, los arropes nativos constituyen una alternativa natural a los endulzantes industriales. “Son dulces por su alto contenido de carbohidratos, pero también una fuente valiosa de antioxidantes y polifenoles naturales”, agregó la especialista.

La investigación forma parte de un proyecto del INTA orientado a valorar los productos del monte nativo y fortalecer las economías rurales mediante la producción artesanal sustentable. “Es necesario que existan políticas públicas, créditos y acompañamiento a los pequeños productores para sostener estas prácticas frente a los productos adulterados”, subrayó Galli.

La presentación del estudio fue recibida con entusiasmo por investigadores de todo el país, quienes destacaron su enfoque integrador entre ciencia, cultura y desarrollo local. “Detrás de cada frasco de arrope hay historia, conocimiento y esfuerzo. Revalorizarlo es también una forma de cuidar nuestras raíces y promover un desarrollo rural más justo y sostenible”, concluyó la investigadora.

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