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miércoles, diciembre 3, 2025

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Presentarán el libro: El Papa Francisco y la doctrina social de la iglesia

Realizarán la presentación de un libro que recopila temáticamente todas los discursos, homilías, encíclicas y exhortaciones del Papa Francisco en sus primeros cinco años de pontificado (2013-2018) y resalta la continuidad de su magisterio con las premisas de la Doctrina Social de la Iglesia y los documentos de Aparecida en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Será el jueves 8/09 de las 18.30 h en la Alameda, Lacarra y Directorio, Parque Avellaneda.

Prólogo del libro

Quiso la providencia que nos crucemos con el hermano Jose Marquez en el camino de la vida para potenciar lo que ambos estábamos buscando: difundir clara y masivamente el mensaje del Papa Francisco en pos de contribuir a despertar la conciencia de los pueblos para reconstruir las tres relaciones rotas: con Dios, con la naturaleza y entre nosotros mismos.
Cuando conocimos de su inmenso trabajo por agrupar conceptualmente los mensajes del Papa Francisco bajo diferentes formatos del durante sus primeros cinco años y demostrar que su magisterio desarrollaba las premisas de la Doctrina Social de la Iglesia, no dudamos que esta obra sería una gran aporte a la misión e inmediatamente nos pusimos a disposición para entregarle un borrador en mano al Papa e intentar convencerlo de que era necesario que se diera un tiempo para leerlo y darnos su parecer.

La metodología de José, clasificando temáticamente discursos, encíclicas y exhortaciones del Papa Francisco en sus primeros cinco años resalta la continuidad de su magisterio continuando las premisas del Concilio Vaticano II (1962-1965) y los documentos de Aparecida en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (2007). Hay un centro ordenador que recuerda el Karisma señalado en la Congregación General n°32 de la Compañía de Jesús (1974-1975) en tiempos del Padre Pedro Arrupe en su “Opción preferencial por los pobres”. Esta obra sin duda podría ser un importante aporte para una mayor profundización y comprensión de sus pautas fundamentales. Es sabido que el discernimiento de la lectura de “los signos de los tiempos” en América Latina ha sido una gran orientadora para la actualización de la Doctrina Social de la Iglesia, aunque para ello sea necesario afrontar situaciones contradictorias y con frecuencia bastante peligrosas a la hora en que se llega al punto de tener que ejercitar la denuncia profética de las injusticias y de las desigualdades entre seres humanos.

Persuadidos de su importancia, aproveché mi viaje al Vaticano – para un coloquio en la Academia de Ciencias Sociales – y el 28 de febrero acompañé la alegría de mi encuentro con mi viejo amigo a sabiendas de que siempre dedica un tiempo al reencuentro en medio de una agenda rebalsada de urgencias y compromisos. Ahí pude entregarle al padre Jorge, los borradores del libro acompañándolo con mis impresiones. Para mi sorpresa, nueve días después el Papa Francisco le envió una carta al autor de esta obra, en la que reconoce la importancia estratégica del trabajo hecho por José y que el mismo sirve para sembrar conciencia en el pueblo, entre los jóvenes y en las futuras generaciones.

En esta obra José nos muestra el pensamiento del Papa Francisco sin intermediarios. No es la opinión sobre lo que dice el Papa, tampoco es una exhaustiva hermenéutica, sino el Papa mismo quien nos habla de manera clara y sencilla y a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, de los problemas que aquejan a la humanidad. El inmenso trabajo de “ordenar la biblioteca” y clasificarla didácticamente, entre el millar de discursos y textos del Papa, solo lo podía hacer alguien convencido que su magisterio juega un rol crucial en el mundo para construir una sociedad justa, inclusiva y sustentable y tomar conciencia que la actual sociedad basada en la tiranía del dinero, el consumismo desenfrenado, el paradigma tecnocrático y la cultura del descarte humano, nos llevan a la autodestrucción.

Por otros caminos, desde la Alameda buscábamos la misma misión. Por eso publicamos en 2015 y 2016 los primeros diez mil ejemplares de distribución gratuita en Argentina del Laudato Si, convocamos decenas de veces al Canciller de la Academia Pontificia a la Argentina a explicar el pensamiento de Francisco en la legislatura y en sindicatos; creamos el grupo “Laudato Si-Proyecto Nacional”, la “Cátedra de Formación Laudato Si”; colaboramos con la red del “Pacto de Padua” para aplicar las enseñanzas del Laudato Si a los municipios y que suscribieron más de un centenar de intendentes; y colaboramos en la organización de varios coloquios en el Vaticano sobre trata y tráfico, refugiados, pobreza y exclusión, entre otros ítems, para amplificar el pensamiento de Francisco.

Quien escribe este sencillo prólogo, es amigo personal del padre Jorge Bergoglio, varios años antes que fuera el Papa Francisco y hemos caminado desde la Alameda junto a él para denunciar la esclavitud y liberar muchos hermanos y hermanas de las redes de trata sexual y laboral. Nuestra amistad nació en la lucha por la dignidad en las periferias en las que predominaba la cultura del volquete y del descarte. Con los años y en el fragor de la batalla cotidiana contra la trata y el tráfico de personas, por generar políticas públicas para incluir a los excluidos, siempre pensábamos que había que agrupar y sistematizar en algún momento las enseñanzas del Papa Francisco e incluso enriquecerla con los cientos de cartas que sus amigos hemos tenido la fortuna de recibir durante estos años, pero siempre faltaba el tiempo para hacerlo. Gracias a Dios, de parte de ello comenzó a ocuparse el hermano José Márquez y por eso le insistí encarecidamente al padre Jorge que se hiciera un tiempo para ver esta gran obra.

Cuando ya estaba a punto de retirarse, Dios lo convocó desde el fin del mundo para atravesar en burrito un planeta convulsionado por guerras, catástrofes climáticas, pandemias y la dictadura del “pensamiento único”, con las armas de la Fe y la Oración y el mensaje de las bienaventuranzas. Desde entonces, muchos corazones se conmovieron desde las periferias y creyentes y no creyentes, reconocieron en el mensaje de Francisco un puente y una oportunidad para trabajar fraternalmente por la reconstrucción de la sociedad sobre bases justas, inclusivas y sustentables. Con el paso del tiempo se apreciará en su justa dimensión, la indudable actuación del Espíritu Santo al ponerlo al frente del timón del barco de la Iglesia Mundial a fin de sostenerla unida y en esperanza en estos tiempos tumultuosos.

El mensaje de Francisco va del corazón a la cabeza y de la periferia al centro y conmueve a la humanidad poniendo a los seres humanos en el centro de la sociedad y no al dinero. Francisco nos recuerda la conducta del buen samaritano al que alude Jesús en su parábola, que, viniendo de la periferia y castigada Cisjordania, nos dio el mejor ejemplo de gratuidad y pureza de amor al prójimo haciéndose cargo del hermano descartado al costado del camino. Como describe Jesús, no fue el funcionario, ni el religioso los que se detuvieron a asistir al herido, sino el samaritano, el que vino desde las periferias y que entregó gratuitamente su tiempo para asistir al hermano. Y nos convoca a discernir qué hacemos con los excluidos y descartados porque “la inclusión o exclusión de quien sufrió al costado del camino define todos los proyectos económicos, sociales, políticos y religiosos” (Fratelli Tutti), Francisco nos llama a reconstruir las tres relaciones rotas, con Dios, con la naturaleza (la Casa Común) y entre nosotros mismos (fraternidad) como bases indispensables para una sociedad que nos incluya a todos y detener el daño inevitable en el planeta. Porque el sistema actual no se aguanta más, es una fábrica de descarte y consumismo desenfrenado que tiene como “dios” a la máxima ganancia y que en su dinámica, aumenta la pobreza, el daño irreparable a la Casa Común y edifica una torre de Babel donde cada vez hay menos incluidos y más excluidos. Un sistema así solo nos puede llevar a guerras más despiadadas por los mercados, a la destrucción planetaria y a un gigantesco descarte humano.

También nos convoca a defender la dignidad del ser humano y no ceder al “pensamiento único” que brota de las usinas del sistema según el cual los pobres son material de descarte y solo pueden sobrevivir asumiéndose como mercancía que se cosifica aceptando ser traficados, esclavizados sexual o laboralmente, vendiendo sus órganos o incluso sus hijos. Esa dignidad se reconstruye luchando por sociedades inclusivas, que garanticen el trabajo, el salario justo y que tengan garantizada la tierra, el techo y el trabajo (las tres t).

Francisco sostiene que la Fe es activa y busca transformar al mundo, porque la Fe solo es posible en un corazón solidario que ama y sirve al prójimo. Y que la oración es la savia indispensable para nuestras misiones de fraternidad. Hay un galpón lleno de gente que dice tener fe y pasa de largo cuando ve a un hermano herido al costado del camino. Y también mucha otra gente, que no sabe que tiene fe y se hace cargo del prójimo, misionando en los hechos, Es mucho más fácil que estos últimos misioneros encuentren su fe a que los primeros ablanden su corazón y se hagan cargo de los heridos, por la sencilla razón que siempre fue más simple pasar del corazón a la cabeza, de lo concreto a lo abstracto que de lo abstracto a lo concreto. Quizás por ello el apóstol Pablo evangelizo con tanto éxito las periferias paganas donde no hizo más que ayudar a parir en palabras donde ya había hechos y ganas que brotaban de corazones puros y solidarios.

La reconciliación de la palabra con los actos, de la fe con las obras, es la recuperación de la plena comunión como hijos de Dios. Y es muchísimo lo que ha hecho Francisco en estos años, logrando que millones de “paganos” se sientan atraídos por una melodía familiar a su corazón. La cultura del encuentro, el trabajo y camino común con todas las religiones por el puente de la fe, el bien común y el amor al prójimo es una inmensa contribución a agrupar a la abrumadora mayoría de la humanidad que desea vivir en paz, verdad y dignidad.

Naturalmente no pretende este sencillo prologo balancear la inmensa obra aun en curso del Papa Francisco, sino solo dar unas pocas pinceladas de su magisterio a fin de convocar a los corazones solidarios a conocer en profundidad su pensamiento y recuperar la esperanza de que otro mundo es posible, donde dejemos las cosas mejor de lo que las encontramos para nuestros hijos, nietos y las futuras generaciones. Especialmente a los que se comprometen en la transformación de la realidad bajo la forma más alta de caridad que debiera ser la Política con mayúsculas. Dios quiera que esta obra encienda a los corazones para trabajar por la promoción humana integral.

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