Desde hace varios años el Estado se encuentra invirtiendo para poner en funcionamiento líneas férreas que no funcionan desde hace décadas.
Esta inversión tiene el objetivo de diversificar las líneas de transporte y generar un sistema más económico y sustentable como lo es el ferrocarril.
Sin embargo, la instalación de las nuevas vías está estrechamente ligada a la deforestación. Según un informe de Greenpeace, entre 2013 y 2021, se talaron unos 2.000.000 de quebrachos blancos para hacer los durmientes utilizados en las vías. También se usan, en menor medida, durmientes de hormigón que, aunque no dependen de los recursos forestales, emiten una gran cantidad de contaminantes en su proceso de fabricación.
En ese sentido, Trenes Argentinos Cargas –TAC- junto a la empresa cordobesa Grupo RFG, colaboran para utilizar durmientes hechos 100% de plástico reciclado. Las pruebas de laboratorio dieron resultados positivos e indicaron que estos durmientes plásticos tienen características similares a los de madera, con el beneficio de que duran unos 50 años (mientras que los de quebracho unos 10).
Si todo sale acorde al objetivo, el Grupo RFG proveería unos 100.000 durmientes al año, con un presupuesto de unos 1.000 millones de pesos. En esa sintonía, la semana pasada se colocaron los primeros 80 durmientes en un tramo de ferrocarril de Santa Fe, para evaluar cómo se comportan en condiciones reales, estos durmientes tendrán que soportar cargas de hasta 500.000 toneladas.
Según detallaron desde el gobierno, este proyecto daría trabajo directo a 50 personas y requeriría los servicios indirectos de otros 150 trabajadores que se dedican a la recolección de reciclables. Además, precisaron que cada durmiente recicla unas 1.200 botellas de lavandina, 17.700 tapitas de gaseosa o 300 bidones de cloro o similares.
También explican que este proyecto tiene un triple impacto positivo: reducir la presión sobre los montes nativos, mitigar la contaminación plástica y generar trabajo en el rubro del reciclaje.

