Jeremías Azvalinsky, Jazmín Saucedo Chávez y Sofía De Angelis estudian en la Escuela Aída Mastrazzi, un colegio público de CABA. Él viajará a Mónaco y ellas, a Nueva York: mientras se perfeccionan en la danza, podrán seguir cursando la secundaria con un formato más flexible
La escuela sigue siendo ese lugar donde cada estudiante puede encontrar la llave de su futuro. Así lo muestran las historias de Jeremías Azvalinsky, Jazmín Saucedo Chávez y Sofía De Angelis, alumnos de la Escuela Aída Mastrazzi, un colegio público de CABA especializado en danza. Los tres acaban de ser reconocidos con prestigiosas becas para continuar su formación en el exterior. Mientras estén fuera del país, la escuela adaptará las condiciones de cursada para que puedan seguir avanzando en la secundaria.
Jeremías Azvalinsky, alumno de 3° año de la Escuela Aída Mastrazzi, fue seleccionado en el certamen internacional Youth America Grand Prix, donde obtuvo una beca para estudiar durante un año en la reconocida Princess Grace Academy de Mónaco. Él empezó a bailar a los 7 años en su ciudad de origen, Santa Fe. Al principio lo hacía en secreto, para evitar el bullying en la escuela primaria a la que asistía. Ahora lo esperan en una de las escuelas de danza clásica más prestigiosas del mundo.

Sofía De Angelis es alumna de 4° año; Jazmín Saucedo Chávez está en 3°. Ambas cursan el bachillerato en paralelo a su carrera artística, y fueron seleccionadas para una beca de formación intensiva en la American Academy of Ballet en Nueva York. “La danza es mi mayor pasión. Paso el día entero ejercitándome, aprendiendo o pensando en danza”, afirmó Jazmín, de 16 años. Y destacó el apoyo de los profesores de la Escuela Aída Mastrazzi: “Los docentes nos cuidan mucho y nos ayudan a no dejar de estudiar”.
“Mastrazzi me aportó muchísimo en mi desarrollo como bailarina. No solo me formó técnicamente, sino que también me dio un espacio donde aprender, crecer, equivocarme y volver a intentar”, explicó Jazmín. Y destacó el compromiso de los docentes: “La exigencia en la danza es alta, pero siempre está acompañada por un trato muy cercano”. Y agregó: “El hecho de poder cursar el bachillerato en el mismo establecimiento me solucionó la vida: me permitió seguir bailando sin tener que elegir entre lo académico y lo artístico”.
Por su parte, Sofía ingresó a la escuela a los 11 años. “Hice amistades hermosas, los profesores siempre están apoyándonos para poder rendir bien en las materias y también crecer como artistas. Además, la escuela Mastrazzi me ayudó a conocer distintos estilos de danza, conocimientos teóricos, tomar clases gratuitas con distintos maestros y poder bailar en diferentes teatros”, describió.

La beca que ganaron les permitirá asistir a clases con profesores de distintas partes del mundo durante cinco semanas. “Para mí, estudiar danza en Nueva York es una oportunidad única. Espero poder aprender distintas formas de ver la danza clásica, tanto en lo técnico como en la expresión, y así poder mejorar como bailarina”, sostuvo Sofía.
Mientras perfeccionan su técnica artística, los tres alumnos continuarán con sus estudios secundarios por medio del programa de “Artistas de Alta Dedicación” que aprobó en 2024 el Ministerio de Educación de CABA.
La modalidad está destinada a estudiantes que cursan el secundario y realizan formación intensiva y especializada en una disciplina artística (danza, música, artes visuales o teatro) con al menos 15 horas semanales de práctica, y a quienes participan en certámenes, becas o intercambios culturales acreditados. Actualmente hay 350 alumnos cursando la secundaria en escuelas artísticas públicas en el marco de esta propuesta, además de otros 60 en secundarias comunes. El ministerio porteño implementó una iniciativa similar para los estudiantes que son deportistas de alto rendimiento (DAR).

“La escuela acompaña la continuidad escolar de cada estudiante por medio de planes individuales de aprendizaje, para que puedan continuar con su cursada”, explicó Roxana Borras, directora de la Escuela Aída Mastrazzi, a Infobae.
El objetivo del programa de Artistas de Alta Dedicación, creado por medio de la resolución N° 1964 del Ministerio de Educación porteño, es “mejorar y acompañar los aprendizajes para que los estudiantes no pierdan su escolaridad: un artista no debería tener que elegir entre su pasión y su formación académica”, señaló la ministra Mercedes Miguel.
“Su dedicación, esfuerzo y pasión nos inspiran y nos reafirman en nuestro compromiso con una educación que acompaña trayectorias de alta dedicación artística sin dejar de lado la formación académica. Creemos en una escuela que se adapta al talento de sus estudiantes, que los impulsa a soñar y a crecer”, afirmó Miguel.
La resolución posibilita que las escuelas armen un plan académico más autónomo y personalizado para estos estudiantes, con asistencia de docentes o tutores. Ese plan contempla un régimen especial de asistencia y regularidad, para que los alumnos no se queden libres si tienen más inasistencias que las habituales por sus compromisos artísticos.

La propuesta busca garantizar la continuidad del aprendizaje en forma remota (virtual o híbrida), por medio de dispositivos digitales y plataformas educativas, cuando los alumnos no pudieran asistir presencialmente. La medida incluye la provisión de equipamiento tecnológico para los estudiantes por parte del Ministerio de Educación de CABA; el seguimiento de las trayectorias está a cargo de la dirección de Educación Artística.
“La idea es que los estudiantes puedan seguir desarrollando su perfeccionamiento artístico sin pensar que en algún momento deberán elegir entre la escuela obligatoria y su pasión, que es el arte”, explicó Ada Rissetto, directora de Educación Artística del ministerio porteño, a Infobae.
“Las escuelas secundarias adonde asisten estos estudiantes tienen que diagramarles formatos de cursada y de evaluación adecuados al momento que ellos están transitando. Esto implica respetar las giras nacionales e internacionales, los ensayos y funciones, y adaptar la cursada a los tiempos de estos estudiantes”, agregó la funcionaria. También destacó el compromiso de las escuelas: “Acuerdan trabajos especiales, clases sincrónicas o asincrónicas, y preparan materiales para que los chicos resuelvan en los tiempos que poseen para estudiar las materias del secundario”.
En referencia a los casos de Jeremías, Jazmín y Sofía, Rissetto señaló: “Llegar a estas instancias requiere grandes esfuerzos de preparación y muchos años de entrenamiento. Y luego tienen que exponerse a competir con otros estudiantes del país o del mundo. Además de los ensayos, clases y horas de trabajo físico, deben sumar el trabajo emocional para poder sostener la competencia y el alto entrenamiento. Si todo esto no está acompañado por la escuela, los estudiantes transitan en soledad este camino difícil”.