Una empresa tecnológica de Silicon Valley afirma haber desarrollado una forma escalable de convertir mercurio común en oro utilizando reactores de fusión nuclear. La iniciativa no solo promete revolucionar el sector energético, sino también generar hasta 5 toneladas de oro al año como subproducto.
El anuncio lo realizó Marathon Fusion, una startup que asegura haber alcanzado una solución innovadora: transformar mercurio-198 en oro-197 mediante transmutación nuclear, un proceso conocido por la física desde hace décadas, pero históricamente inviable a gran escala por su alto costo.
A través de un reactor de fusión tipo tokamak, la compañía logra que neutrones rápidos modifiquen el núcleo del isótopo de mercurio, generando oro estable y químicamente puro. Según sus cálculos, un solo reactor capaz de producir 1 gigavatio eléctrico podría generar anualmente alrededor de 5.000 kilogramos de oro, con un valor de mercado que supera los 540 millones de dólares.
Aunque el desarrollo aún está en etapa inicial y no ha sido revisado por pares, la propuesta tiene bases científicas firmes. El proceso no genera residuos radiactivos de larga duración y podría reducir el impacto ambiental asociado a la minería aurífera tradicional, especialmente en ecosistemas vulnerables como el Amazonas.
El uso de mercurio —un metal tóxico— requiere protocolos estrictos de manejo, pero Marathon Fusion asegura que la operación es segura y sostenible. La obtención de oro como subproducto también podría convertirse en una fuente de financiamiento clave para acelerar la transición hacia la energía limpia, una meta que la tecnología de fusión aún no ha logrado concretar plenamente.
Por otro lado, los especialistas alertan que la aparición de oro “limpio” podría tener implicancias geopolíticas y económicas de peso, al alterar precios y dinámicas del mercado internacional, si esta tecnología se adopta a escala global.
En un momento donde la sostenibilidad energética y la innovación tecnológica se entrelazan más que nunca, la propuesta de Marathon Fusion ofrece una mirada audaz: un futuro donde el oro, históricamente símbolo de riqueza y codicia, podría convertirse en aliado estratégico de un mundo más limpio y justo.
